CUANTOS PORTAZOS

Si tengo que pensar cuantas veces se me ha cerrado alguna puerta, o cuantas veces he sido yo quien ha dado el portazo no soy capaz de contarlas….
El tiempo, la gente, la alegría y la tristeza han pasado por mi vida cientos de veces, he dado muchas vueltas, y cada una de esas vueltas estoy segura que tenía una razón de ser. Cada una de esas vueltas me ha llevado a una nueva puerta.
Y quizá por eso lo que antes para mí era un portazo, ahora simplemente es una nueva etapa en mi vida, una nueva puerta que abro despacio, con tiento y con ilusión, y que siempre intento dejar entreabierta con el miedo de que quizá el viento o alguien descuidado pueda cerrarla sin querer…

martes, 24 de febrero de 2009

INSTRUCTORA DE BUCEO

Madre mía! Ya hace nueve años que me metí por primera vez bajo el mar con la botella de buceo... Recuerdo mi curso de iniciación, lo pasé un poco mal. Todo era nuevo para mí, me sentía muy patosa y hasta me daba miedo! Pero poco a poco fui cogiéndole el gusto a eso de meter la cabeza bajo el agua. Poco a poco fui descubriendo nuevas sensaciones: oir las burbujas que salen del regulador cuando respiro, la sensación de ingravidez como si fuese un astronauta flotando en el espacio, el silencio del fondo del mar, los peces, los paisajes submarinos... Muchas experiencias nuevas que hacían que tras cada inmersión me afianzara en una idea: el buceo es lo mejor que he hecho nunca.
Y poco a poco fui buceando en diferentes fondos: Murcia, Galicia, Canarias, Almería, Granada... y más adelante en el Mar Rojo, Maldivas... y conociendo a mucha gente con la que he compartido experiencias inolvidables y que se han convertido en grandes amigos y compañeros de divertidas inmersiones.
Con el tiempo, y a medida que iba disfrutando cada vez más y aprendiendo de todos los que me rodeaban, me fui dando cuenta que poco a poco mi trayectoria y mi ilusión era llegar a ser instructora de buceo. Quería poder enseñar a los demás todo lo que yo había aprendido y disfrutado buceando.
Ya hace cuatro años que dí el paso a la docencia del buceo. Cada vez que empiezo un curso y veo a los "nuevos buceadores" con la misma cara de ilusión que tenía yo cuando empezaba a bucear, cada vez que veo unos ojos brillar de felicidad cuando vemos una morena o un pulpo, cada vez que un alumno me da las gracias por la buena experiencia que se ha llevado del buceo, me hace sentir feliz a mí, me hace sentir que todo el esfuerzo invertido en llegar a donde estoy ha merecido la pena. Y en cada nuevo curso que doy pongo la misma ilusión que tenía cuando empecé a bucear, de forma que mis alumnos compartan lo que yo siento por el mar y el buceo.

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