CUANTOS PORTAZOS

Si tengo que pensar cuantas veces se me ha cerrado alguna puerta, o cuantas veces he sido yo quien ha dado el portazo no soy capaz de contarlas….
El tiempo, la gente, la alegría y la tristeza han pasado por mi vida cientos de veces, he dado muchas vueltas, y cada una de esas vueltas estoy segura que tenía una razón de ser. Cada una de esas vueltas me ha llevado a una nueva puerta.
Y quizá por eso lo que antes para mí era un portazo, ahora simplemente es una nueva etapa en mi vida, una nueva puerta que abro despacio, con tiento y con ilusión, y que siempre intento dejar entreabierta con el miedo de que quizá el viento o alguien descuidado pueda cerrarla sin querer…

sábado, 10 de noviembre de 2007

10/11/2007 LA MUJER MUERTA

A las 7:45 suena mi despertador, estoy desorientada, no sé si es lunes o sábado… En cuanto me sitúo me levanto y miro por la ventana, aún no ha terminado de amanecer, pero todo apunta a que disfrutaremos de un día soleado, no puede ser más perfecto. El termómetro del coche me dice que hay -1º fuera, lo justo para terminar de despejarme. A las 9:15 comienza esta ruta en la estación de tren de El Espinar, allí he quedado con Marina, Carlos, Lito y Silvia.
Se retrasan unos minutos, cuando veo aparecer su coche nos dirigimos a La Panera donde aparcamos mi coche y a continuación nos dirigimos a Navacerrada.
Llegamos al aparcamiento del Puerto de Navacerrada a las 10:30 y empezamos a andar.
La ruta empieza siguiendo el camino Schmith hasta la Fuenfría. Por la senda nos encontramos a otros montañeros que tan amablemente nos saludan. Me gusta ver que al menos en la montaña no se han perdido las buenas costumbres.
El paisaje es precioso, los colores ocres se funden con los verdes y los árboles empiezan a dejar ver su desnudez. Los rayos de sol se cuelan por entre las hojas intentando alumbrar el camino.
Cuando llegamos a la Fuenfría hay bastante gente descansando en la pradera, pero nosotros decidimos continuar el camino, Carlos sugiere que paremos a tomar un tentempié en La Pinareja.
Hasta ahora el camino ha sido fácil, llaneando casi todo el tiempo, pero La Pinareja se nos aparece delante con una altura considerable; ahora empieza lo bueno, y Lito ya puede disfrutar de una buena subida que tanto le gustan.
Al principio empiezo con mucha fuerza pero poco a poco voy decayendo, cada vez parece más lejos…
Marina y yo nos quedamos atrás, nos lo tomamos con calma y vamos hablando de nuestras cosas. Carlos, Silvia y Lito hacen cumbre los primeros. Una vez reunidos todos nos hacemos unas fotos en la cruz que señala la cumbre y decidimos comer algo. Y para variar empezamos a sacar mogollón de comida: filetitos de cinta de lomo, queso, tortilla, mejillones, barritas energéticas, mandarinas, manzanas... y lo mejor, dos termos de caldo de pollo muyyyy calentito que a más de uno nos hace volver a la realidad.
Tras una media hora de parada reanudamos la marcha, ya seguimos la cuerda de la mujer muerta y nuestra siguiente parada la haremos en el pico del Oso.
El paisaje desde la cima es alucinante, se distingue perfectamente Madrid con sus cuatro rascacielos y su inseparable nube gris encima. Más cerca toda la sierra de Guadarrama y los pinares de Valsaín, y al otro lado Segovia y su infinita llanura amarilla.
Llegamos al pico del Oso y hacemos una breve parada para hacer unas fotos y descansar, la vista desde allí es espectacular.
Pero no podemos entretenernos mucho, el tiempo juega en nuestra contra, corremos el riesgo de que se haga de noche antes de llegar al final de la ruta. Aquí mi rodilla derecha empieza ya a molestarme.
Seguimos andando y camino de Pasapán tenemos noticias de Rafa, ya lleva una hora andando desde La Panera y nos encontraremos en el puerto de Pasapán.
Cuando nos reunimos todos Rafa nos dice que aún no ha comido y son las 16:30 así que hacemos otra parada y aprovechamos para comer algo todos. Una nueva ronda de caldo calentito, unas sardinas, salchichón, jamón, queso, fruta, chocolate… no nos faltó de nada. Unas fotos para el recuerdo y reanudamos la marcha.
La bajada hacia La Panera es muy bonita, es una pendiente muy pronunciada por lo que mi rodilla ya me duele de verdad, pero como no hay más remedio que bajar pues intento no hacerle mucho caso. Y gracias a que Rafa me acompaña en el descenso voy más entretenida y se me va olvidando.
El paisaje poco a poco va cambiando de color, el sol va cayendo en el horizonte y el cielo se va tornando de un color anaranjado.
Cuando llegamos al último tramo de pista forestal es casi de noche, la luz en el bosque es muy tenue y le da un aire muy romántico.
A las 19:00 llegamos al coche, ya es de noche. Y todos sentimos una satisfacción enorme por haber concluido con éxito esta ruta. Han sido unos 20 kilómetros de marcha subiendo y bajando por la montaña.
Ahora cada vez que vea la mujer muerta desde la ventana de la cocina ya no veré simplemente una montaña con forma fantasmal, si no que veré cada unos de los picos que hemos alcanzado y cada una de las anécdotas de esta primera ruta por la Mujer Muerta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, he visto q casi nadie hace comentarios en tu blog. Tienes una gran sensibilidad al escribir, tu Ayla, seguro q esta contenta de tenerte al lado. Todas las puertas se cierran y se abren, solo tienes q mantener abiertas las q te interesan. Y si una de las q te interesan,se cierra. Q le den! Ya te buscaras tu otra mucho mejor.
Veo q hace bastante q no escribes nada. Regalanos algo nuevo tuyo. Seguro q has buceado este verano o lo mismo no escribes por q estas ocupada con otra puerta. Un abrazo y seguro q Puede Ser ... todo mejor.

ISA dijo...

Muchas gracias por tu comentario. Como ves llevo mucho tiempo sin entrar al blog, como bien dices he estado ocupada con otra puerta :) A ver si ahora encuentro más tiempo para mantener al día el blog